Esto no es el final, sino el principio de algo mejor

Foto obtenida de Flickr. Usuario CriCristina, 

Martes, 1 de octubre, empiezo una nueva asignatura en este máster cuyo nombre es Procesos y contextos educativos. Aún no soy consciente de todo lo que voy a aprender y de cómo mi visión sobre la educación, esa visión que se basa en lo que yo viví y en lo que creía que era lo correcto, va a cambiar dando un giro de 180º. 

Hoy, jueves, 5 de diciembre, puedo afirmar con orgullo que todo es diferente, mi modo de ver la educación no es el mismo ni mucho menos y creo que me estoy acercando al objetivo que me encauzó a iniciar este máster, convertirme en una buena profesora. 

Tal y como he ido comentando en alguna de mis entradas anteriores, el mundo ha ido cambiando a lo largo de los años y los docentes tenemos la obligación de adquirir las destrezas, habilidades y conocimientos necesarios para estar a la altura de las circunstancias. Mentiría si dijera que mis destrezas y conocimientos son los mismos hoy que aquel 1 de octubre, asignaturas como Procesos y contextos educativos me han ayudado a renovarme a mí misma, a ser consciente de la importancia de las TIC (desconocidas para mí) y a darme la valentía para atreverme a aplicarlas el día de mañana en un aula. 

Sin darme cuenta he ido aprendiendo multitud de cosas, he ido abriendo los ojos para darme cuenta de que lo que veía era como mirar una película en blanco y negro. Hay que mirar hacia el futuro, estar seguros de que otra educación es posible y yo, personalmente, pienso poner de mi parte para conseguirlo. 

A mi modo de parecer, hace dos meses tenía una venda en los ojos que me impedía ver lo necesario que era un cambio educativo. Hoy soy consciente de que no puedo basar mi educación en un libro de texto, que éste no es el currículum y que forma parte de mi tarea como docente hacer la asignatura interesante hacia mis alumnos, que tengo que hacer con ellos lo que no hicieron conmigo, motivarlos. He aprendido que el examen no lo es todo, que estar preparados para la  vida no significa ser el que más conocimientos sabe, hay que saber, saber hacer y saber ser. He aprendido que valores y actitudes tan importantes para la vida como pueden ser la tolerancia, el compañerismo, la motivación, la pasión por aprender no se transmiten con una clase tradicional. He aprendido como debe ser la educación que le daré a mis alumnos. 

Eso es lo que mis compañeros y yo pretendimos reflejar a la hora de realizar el siguiente harlem shake. Una visión crítica de lo que es la educación de hoy en día  y en qué nos gustaría que se convirtiera:

Por ello, considero que, tal y como dice el título de esta entrada,  no estoy ante el final, sino que ha llegado el principio de una nueva etapa, una en la que estoy a la altura de las circunstancias para ofrecer a mis alumnos lo mejor para ellos. Se acabó eso de que un profesor recite y recite y el alumno haya de escucharlo embelesado como si de la mejor historia de ciencia-ficción se tratase; yo quiero que mis alumnos estén motivados, que participen, que aprendan de verdad a base de su propia experiencia y no de lo que yo les cuente como una cotorra. Ha llegado el momento de formar a personas, ha llegado el momento de 

 EDUCAR PARA  LA VIDA.